Recuerdas ese día de verano, 35ºC a la sombra, el coche al sol, olvidaste poner el parasol, abres la puerta, entras al coche, cierras la puerta y comienzas a sentir malestar, dolor de cabeza, taquicardia, debilidad o incluso náuseas y mareos, te encuentras ante una situación de estrés térmico provocado en este caso por calor.
De manera natural, nuestro organismo regula la temperatura para evitar este tipo de situaciones, pero ¿qué ocurre si el cambio es de manera repentina o prolongado en el tiempo?
El estrés térmico es provocado principalmente por altas temperaturas, aunque también podemos observar estrés térmico como consecuencia del frío.
¿Qué puede provocar estrés térmico por calor?
- Síncope por calor: Permanecer de pie o inmóvil durante mucho tiempo en un ambiente caluroso y proceder a un movimiento brusco, puede producir una bajada de tensión y provocar así la pérdida de consciencia o desmayo.
- Deshidratación: El calor produce sudoración y de esta forma perdemos sales minerales y agua que de forma prolongada y elevada produce calambres musculares.
- Agotamiento: Producido por la deshidratación extrema. Produce fatiga, náuseas, que con rehidratación y reposo suele ser suficiente para volver a recuperarnos.
- Golpe de calor: Es el signo más grave de estrés térmico ya que es necesaria
la asistencia médica y hospitalización debido a que las consecuencias pueden mantenerse durante algunos días.
¿Qué puede provocar estrés térmico por frío?
- Vasoconstricción sanguínea: Es el estrechamiento de los vasos sanguíneos por parte de pequeños músculos en sus paredes
- Disminución de la circulación periférica: La disminución del flujo sanguíneo puede ocasionar una «isquemia», es decir, un aporte insuficiente de oxígeno a las células del organismo. La obstrucción de las arterias periféricas de la región inferior del cuerpo ocasiona principalmente dolor y calambres en las piernas.
- Hipotermia: La hipotermia se produce cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que lo produce. Si la temperatura corporal baja de 28ºC.
Conociendo sus consecuencias queremos evitarlas, ¿verdad? Pero ¿cómo podemos hacerlo?
Al igual que sus consecuencias, sus medidas preventivas también son diferentes.
CALOR | FRÍO |
Realizar frecuentemente descansos cortos en lugares frescos | Establecer rotación en plantilla |
Proporcionar ropa traspirable | Proporcionar vestimenta adecuada |
Ingerir líquidos frescos | Ingerir líquidos calientes |
Medir periódicamente la temperatura | Medir periódicamente la temperatura |
Hacer comidas ligeras | Utilizar pantallas cortavientos |
Disminuir intensidad de los trabajos en las horas de mayor insolación | Sustituir ropa humedecida |
¿A que ahora es más fácil identificar el estrés térmico?
Autora:
Noelia Robles Reyes – Técnico superior PRL en MetaContratas